sábado, 22 de septiembre de 2018

La Salvación


El plan de salvación


Si un niño cae en un precipicio, su padre, seguramente hará todo lo posible por sacarlo. Si el niño es raptado, su padre pagará cualquier precio por rescatarlo. Si está enfermo, contratará el mejor médico y comprará todas las medicinas. Dios perdió a sus hijos. Estos cayeron en el abismo del pecado. Fueron raptados por Satanás. Quedaron enfermos de pecado. Pero Dios, como padre, inmediatamente tomó las medidas para salvar a sus hijos.

La redención del hombre costó nada menos que la sangre preciosa de Jesús. (1 Pedro 1:18,19)
El plan de salvar al hombre, es un plan de amor. (1 Juan 3:16) Fue ideado antes de la fundación del mundo. (1 Pedro 1:20; Efesios 3:9; 2 Timoteo 1:9) El plan consistía en que Dios daba a su Hijo,
(Juan 3:16) y el Hijo venía a buscar lo que se había perdido, (Lucas 19:10) y daba su vida en precio del rescate por el pecador. (1 Timoteo 2:6)

Jesús Salvador, único y suficiente


Si estamos enfermos podemos elegir cualquier médico, incluso cambiar de facultativo. En la enfermedad del pecado solo hay un médico que puede salvarnos. "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12) Por eso San Pablo decía: "Mas lejos esté de mi gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo." (Gálatas 6:14)

Somos salvados gratuitamente por la gracia de Dios


Pero Dios es tan rico en misericordia y nos amó tanto que, aunque estábamos espiritualmente muertos a causa de nuestros pecados, nos vivificó con Cristo--solo por su gracia infinita somos salvos. Además, nos elevó con Cristo de la tumba a la gloria y nos hizo sentar con El en los cielos. Ahora Dios puede, en cualquier época, poner como ejemplo de su gracia infinita la obra que en su bondad realizó en nosotros a través de Jesucristo. Es por su gracia mediante la fe en Cristo que son ustedes salvos, y no por nada que hayan hecho. La salvación es un don de Dios y no se obtiene haciendo el bien, porque si así fuera tendríamos de qué gloriarnos. (Efesios 2:4-9)

Así que, como ustedes ven, nadie puede alcanzar el favor de Dios por ser lo suficientemente bueno. Porque mientras mejor conocemos la ley de Dios, mas nos damos cuenta de que no la obedecemos; la ley nos hace vernos pecadores. Pero ahora Dios nos ha mostrado una nueva forma de ser salvos que antes no entendíamos--no es nueva, por cierto, porque el Antiguo Testamento lo declaro hace tiempo--, y que no consiste en ser lo suficientemente bueno ni en tratar de guardar la ley. Dios dice que nos aceptará, purificará y llevará al cielo si dejamos por fe que Jesucristo nos limpie de pecados. Y todos podemos salvarnos en la misma forma, acercándonos con fe a Cristo, no importa quienes seamos ni como hayamos sido.

Sí, todos hemos pecado; ninguno de nosotros alcanza el glorioso ideal divino. Pero Dios nos declara inocentes del delito de haberlo ofendido si confiamos en Jesucristo, quien gratuitamente borró nuestros pecados. Porque Dios envió a Jesucristo para que sufriera el castigo de nuestros pecados y extinguiera el enojo de Dios contra nosotros... El usó la sangre de Cristo y nuestra fe para salvarnos de la ira divina. Y ahora, en el presente, puede El recibir también a los pecadores en la misma forma, porque Jesus quitó los pecados de ellos. (Romanos 3:20-23)
 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario