Para reflexionar...
Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen, todas las cosas me son lícitas mas yo no me dejaré dominar de ninguna. 1 Corintios 6;12
La carne (nuestra naturaleza pecaminosa) se alimenta cuando seguimos sus deseos; mas, nuestro espíritu se alimenta con las cosas del Espíritu. En esta vida somos libres de decidir que hacer, pero la palabra de Dios nos dice claramente que no todo nos conviene. Cuando recibimos a Jesús en nuestra vida, el Espíritu Santo comienza a morar en nosotros, por ese motivo debemos dejar aun lado todos nuestros deseos carnales. Si no hacemos morir nuestro "yo" (nuestra manera vana de vivir) continuaremos siendo esclavos de nuestra carne y moriremos espiritualmente. No podemos seguir siendo partícipes de las obras de las tinieblas, cuando Dios nos ha llamado a ser luz en el mundo. No debemos dejarnos dominar por las cosas carnales de este mundo, que no edifican a nuestro espíritu, y solo nos alejan de la presencia de nuestro Dios.
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