miércoles, 3 de octubre de 2018

El hombre no puede engañar a Dios

Para Reflexionar...


Isaías 29:13-16 (Peshitta)

13 Entonces Yahweh dijo: Por cuanto este pueblo se acerca con su boca y me honra con sus labios, pero su corazón está lejos de mí, y su reverencia a mí es conforme a mandamientos y a doctrina de hombres,

14 por esto, he aquí que yo haré crecer la división entre este pueblo, con prodigios y portentos; la sabiduría de sus sabios dejará de ser, y sus entendidos serán privados del entendimiento.

15 ¡Ay de los que se conducen perversamente a fin de ocultar de Yahweh su maquinación, pues sus obras están en tinieblas, y dicen: "¿Quién nos verá, o quién sabrá por qué nos hemos pervertido?"

16 Ustedes son considerados como barro de alfarero. ¿Acaso dirá lo que ha sido hecho al que lo hizo: "Tu no me hiciste"?; ¿o lo formado dirá al que lo formó: "No me diste forma con destreza"?


¿Como no podrá conocer el alfarero su creación? Dios es nuestro creador, somos la obra de sus manos, él conoce cada detalle de nosotros. El hombre no puede engañar a Dios. Dios conoce la intensión del corazón, él escudriña aún lo más profundo de nuestro ser. Lo que guarda el hombre en su interior no puede ser ocultado, pues se hace manifiesto.


El Señor sabe cuando un corazón está en luz o en tinieblas. El hombre puede honrar a Dios con sus labios, pero estar lejos de él. Dios conoce toda maquinación en el corazón del hombre, él sabe cuando las intensiones no son buenas ni verdaderas. El Señor aborrece la hipocresía en el creyente, él busca corazones limpios, puros, consagrados y humildes. Dios desea ver corazones humillados ante su presencia, reconociendo en todo momento que sin él nos somos nada, y que andemos en la obediencia de su palabra.

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